
El inicio con grandes esperanzas
Primoz Roglic llegó al Giro d’Italia con aspiraciones altas, dispuesto a dar batalla como lo ha hecho en tantas otras ocasiones. Sin embargo, las primeras dos semanas estuvieron marcadas por caídas y molestias que lentamente apagaron esa llama de ambición. Su entrenador, Marc Lamberts, reconoció que lo ocurrido no fue una sorpresa para nadie en el equipo Red Bull-BORA-hansgrohe.
Una señal clara el domingo
El pasado domingo se empezó a evidenciar que algo no marchaba bien. Roglic ya no pedaleaba con la potencia que lo caracteriza, y su rendimiento comenzó a decaer. Bajó a la décima posición en la clasificación general y, aunque el equipo no lo confirmó abiertamente, existía preocupación por su estado físico.
Problemas más allá del desgaste físico
Durante la jornada de descanso, mientras sus compañeros salían a entrenar, Primoz intentó mantenerse activo montando en rodillo. Pero ni siquiera eso pudo hacer con normalidad. “Primoz ya sentía molestias apenas al pedalear a sesenta vatios”, explicó Lamberts. “Aun así, decidió comenzar la etapa del martes por respeto a sus compañeros, quienes lo han apoyado incansablemente durante toda la competencia.”
El impacto de las caídas
Las consecuencias de las caídas, especialmente una sufrida en la etapa con tramos de grava hacia Siena, han sido severas. El impacto se dio en el mismo hombro que ya se lesionó durante el Dauphiné el año anterior. Además de heridas profundas y con restos de suciedad, su músculo cuádriceps resultó afectado, provocando dolor cada vez que debía empujar con fuerza cuesta arriba.
Un espíritu que no se quiebra
Aunque este abandono representa otro golpe en su carrera, Roglic no se deja vencer por la adversidad. “Mentalmente está bien”, aseguró su entrenador. “Ya hemos pasado por situaciones complicadas. El año pasado, tras retirarse del Tour, estaba muy mal anímicamente. Pero esta vez es diferente.”
Mirando hacia adelante con fe
Lamberts señaló que no creen que haya fracturas ni lesiones musculares graves, aunque se harán los exámenes necesarios para descartarlo por completo. Ahora, Primoz tendrá una semana de descanso con su familia antes de retomar su preparación con una concentración en altura en Tignes, con la mirada puesta en el Tour de Francia. Esta pausa forzada, de hecho, podría convertirse en una oportunidad para llegar más fresco a su próximo gran reto.
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