
Ahora sí hay tiempo para vivir
Tras colgar la bicicleta con una histórica 35ª victoria de etapa en el Tour de Francia, Mark Cavendish finalmente disfruta de algo que el ciclismo profesional le negó durante años: tiempo de calidad con su familia. El velocista británico, ahora con 40 años, compartió con Het Nieuwsblad lo que representa esta nueva etapa de su vida.
“Ya tengo mucho más tiempo para mi familia. Durante veinte años estuve compitiendo o en concentraciones. Ahora pude celebrar de verdad el cumpleaños de Cas”, dijo refiriéndose a su hijo Casper, que acaba de cumplir siete años. Y añadió con una sonrisa:
“Desde que nació Casper, he sido más consciente de mi propio cumpleaños. En la vida de un ciclista no hay espacio para eso, claro”.
Lo bueno se extraña, pero no todo
Aunque aprecia su nueva rutina, Cavendish admite que hay aspectos del ciclismo que echa de menos:
“Sobre todo estar en la carretera con los muchachos. Al fin y al cabo, fue mi vida por más de veinte años. Es normal que uno se encariñe con ciertas cosas”, reconoció con nostalgia.
Sin embargo, cuando se enteró del nuevo recorrido final del Tour, con la exigente subida al Montmartre en París, no pudo evitar soltar una carcajada:
“Cuando escucho que van a cambiar el circuito en los Campos Elíseos y poner esa subida del Montmartre, me alegra aún más no ser ciclista”, dijo entre risas.
Del ciclismo a embajador de hogares
Cavendish aún no ha asumido ningún rol formal en el mundo del ciclismo tras su retiro, pero eso no significa que esté quieto. Ha encontrado un nuevo propósito como imagen de una alianza entre ASO y Airbnb, donde actúa como embajador.
La conexión con el proyecto va más allá de lo comercial. “No es solo prestar mi nombre”, explicó.
“Como ciclistas, dormíamos muchas veces en hoteles impersonales. No había contacto humano real. No hay nada como llegar a un hogar. Sinceramente, Peta y yo estamos pensando en abrir el nuestro algún día”, reveló.
Una nueva etapa, sin bicicleta, pero con rumbo claro
Lejos de los sprints, Cavendish encuentra satisfacción en cosas sencillas: un cumpleaños celebrado, un futuro con su familia, y una conexión más humana con quienes lo rodean. Su capítulo sobre la bicicleta cerró con gloria; el que escribe ahora, se titula “vida”.
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