
Un hombre detrás del éxito… y del dolor
Desde hace más de una década, Luca Guercilena ha sido una figura clave en la estructura del equipo ahora conocido como Lidl-Trek. Pero lo que pocos conocían era que, tras bambalinas, el director general del equipo libraba una batalla mucho más feroz que cualquier etapa de montaña: un enfrentamiento directo contra el cáncer.
Todo comenzó con un diagnóstico inesperado: linfoma. “Descubrieron que tenía linfoma y comencé inmediatamente la quimioterapia. Al principio pareció funcionar, pero con la llegada del invierno, mi sistema inmunológico se debilitó. Primero me dio Covid-19, luego tuve neumonía varias veces seguidas”, relata Guercilena en una entrevista con De Telegraaf.
“Pensé que el final de mi vida se acercaba”
El año 2022 fue devastador. Las infecciones se sucedieron una tras otra, afectando sus órganos de múltiples maneras. Su cuerpo se debilitó al punto de alcanzar los 58 kilos de peso. “Fue un infierno. Los médicos no sabían qué más hacer. El tratamiento no funcionaba y me sentía extremadamente mal. Era duro físicamente, pero también mentalmente. No solo por mí, sino por mi esposa, mi hijo de 21 y mi hija de 26. Luchas muy duro por ti, pero tampoco quieres rendirte por ellos”.
A pesar de su fuerza interior, Guercilena admite que hubo momentos de oscuridad profunda. “Cuando los doctores te dicen que el tratamiento no sirve, te cruzan pensamientos de que quizás sea mejor morir. Estás en la cama con una máscara de oxígeno, sin poder hacer nada, y sientes que tu vida ya no tiene sentido. Y cuando ves a tu hijo y a tu hija llorar con dolor en los ojos, te dices por enésima vez que tal vez sería mejor morir. Así ellos también, sin la carga que represento, podrían retomar sus vidas”.
Una luz en medio de la tormenta
Su condición se agravó: el hígado dejó de funcionar y una infección bacteriana atacó su estómago. Fue entonces cuando todo parecía perdido. Pero una decisión médica cambió el curso: un nuevo plan de tratamiento comenzó a surtir efecto. “Pasé 160 días en el hospital con miedo. ¿Sobreviviré o no? Hasta que ajustaron mi tratamiento y, en algún momento, funcionó”.
Desde ese instante, la determinación de Luca se encendió como nunca antes. “Empecé a trabajar un poco desde casa, aunque seguía enfermo. Pero quería vivir una carrera ciclista al menos una vez más. Fue en la Milán-San Remo el año pasado. Me costó muchísimo y después tuve que quedarme en cama todo el día con la máscara de oxígeno, pero me dio confianza para seguir luchando”.
La fuerza del equipo y el poder del ciclismo
La conexión con el deporte fue fundamental en su recuperación. “Trabajas con jóvenes ambiciosos, que persiguen un objetivo. Todos en el equipo han tenido un papel en que me sienta mejor. El éxito, como en este Giro d’Italia, también ayuda. Si no hubiera tenido el deporte, no sé cómo habría salido adelante”.
Aunque el linfoma sigue presente y sabe que no desaparecerá, Guercilena vive con gratitud y perspectiva. “Durante mucho tiempo viví con miedo y dudas, porque este cáncer linfático no se irá. Muchas personas que conocí en el hospital ya no están. Soy muy consciente de eso, así que estoy feliz de haber persistido en los momentos difíciles. Me siento afortunado de poder contar esta historia”.
Pasión por el Ciclismo
Web desarrollada con IA