
Una confesión sin filtros
Bradley Wiggins, el primer británico en ganar el Tour de Francia y un ícono del ciclismo moderno, ha hablado con una honestidad cruda y conmovedora sobre los oscuros años que vivió tras dejar el deporte profesional. En una entrevista con The Observer, el exciclista de 45 años reveló que durante mucho tiempo fue un “adicto funcional” y que su vida pendía de un hilo.
“No era evidente para los demás, pero estaba drogado casi todo el tiempo durante muchos años”, admitió. Su testimonio pone al descubierto una etapa marcada por el consumo excesivo de cocaína, el dolor emocional y una lucha interna constante que lo dejó al borde del colapso.
El abismo al que cayó
Wiggins relató que incluso sus propios hijos llegaron a temer lo peor: “Hubo momentos en que mi hijo pensó que me encontrarían muerto por la mañana”. La situación fue tan grave que su familia estuvo a punto de tomar cartas en el asunto: “Mis hijos iban a internarme en rehabilitación. Estaba caminando sobre una cuerda floja”, confesó.
No se trata solo del consumo, sino del trasfondo emocional que lo impulsaba: “Ya sentía mucho odio hacia mí mismo, pero lo estaba amplificando. Era una forma de autolesión y autoboicot”, explicó. Con el tiempo, tomó conciencia del daño que estaba causando, no solo a sí mismo, sino también a quienes lo rodeaban.
Una lucha silenciosa que muchos ignoraban
Wiggins reconoce que vivía con una máscara: a los ojos del mundo era una leyenda del ciclismo, pero en privado se desmoronaba. “Fui víctima de mis propias decisiones durante muchos años”, reflexionó. El punto de inflexión llegó cuando entendió que debía detenerse: “Tuve suerte de seguir con vida. Tenía un problema enorme. Tuve que parar”.
Apoyo en los momentos más bajos
Aunque el artículo original no menciona todos los detalles sobre quiénes lo ayudaron, Wiggins ha reconocido anteriormente el apoyo recibido de personas cercanas, incluyendo figuras del ciclismo como Lance Armstrong, con quien ha compartido momentos de vulnerabilidad en público.
Su historia no solo habla de adicción, sino también de la presión post-retiro, de la salud mental ignorada y del difícil camino hacia la recuperación.
Más que un campeón, un sobreviviente
Hoy, lejos del podio, Bradley Wiggins levanta la voz para hablar de los desafíos que muchos atletas enfrentan cuando el aplauso se apaga. Su testimonio es una llamada a la empatía y a la comprensión de lo que ocurre fuera de los reflectores. “No era la persona que quería ser. Me di cuenta de que estaba hiriendo a mucha gente”, concluye.
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